
Democracia
El concepto de democracia proviene de las raíces griegas demos y kratos de las cuales se deriva gobierno o poder del pueblo. Para introducirnos a la definición, es requisito indispensable pensarla en su relación directa con la política, entendida como el arte de llegar a acuerdos y tomar decisiones a través de discusiones públicas para después asumir responsabilidades (Finley, 1976, citado por Vernant, sf); así, la tensión entre el individuo y el colectivo que nos sugiere el concepto política, será una constante en todos y cada uno de los sistemas sociales de los que se tenga conocimiento, es en esta tensión que tendremos que pensar la democracia.
Las teorías contemporáneas de la democracia consideran tres tradiciones para su estudio (Bobbio, 2000): 1) la aristotélica, que distingue tres tipos de gobierno: la monarquía o el gobierno de uno solo, la aristocracia o el gobierno de los mejores y la democracia o el gobierno del pueblo; 2) la medieval principalmente monárquica; y 3) la teoría moderna, inspirada en Maquiavelo.
En la Enciclopedia de la política, Rodrigo Borja (1997) plantea que la democracia es la suma de realidades e ideales en constante construcción y nos advierte sobre lo necesario que es pensar la democracia como tantos otros conceptos del ámbito político sujetos a diversas definiciones e interpretaciones, pues ha dado como consecuencia que puedan ser usados por expresiones políticas diametralmente opuestas.
Como la conocemos ahora, la democracia corresponde a variantes hechas por el liberalismo y sus revoluciones pues el tipo de Estado y las instituciones que estableció son consecuencia de la reflexión en torno a su proyecto histórico expresado en tres principios: la exaltación del individuo por encima de la colectividad y la defensa de propiedad privada y el libre mercado.
Si hacemos un repaso histórico para comprender el desarrollo del término encontramos que hasta hoy la democracia es explicada como sistema de gobierno con formas representativas, participantes o directas. Sin embargo, hay propuestas teóricas y políticas en las que la democracia es presentada con otras características al desarrollar proyectos de sociedad que superan, al menos programáticamente, lo ya planteado. Estas propuestas emanan principalmente del marxismo y el anarquismo.
Borja y Bobbio, definen la democracia formal como aquella en la que surgen las libertades democráticas o derechos políticos (libertad de expresión, de manifestación y reunión), eliminados por la Unión Soviética (Bobbio, 2000) y los estados marxistas (Borja, 1997), argumentos que los autores usan para hacer a un lado el proyecto socialista.
En principio, lo ocurrido en la Unión Soviética o los “experimentos marxistas” no tienen por qué ser argumento para desechar el proyecto de una sociedad en la cual la justicia social sea una realidad que se exprese en el goce de los derechos más elementales para vivir una vida digna, sin desigualdades, y que tenga por prioridad el desarrollo pleno de hombres y mujeres en armonía con el medio ambiente. Por lo tanto, estamos obligados a distinguir entre socialismo realmente existente y proyecto socialista. Para la construcción de nuestra definición necesitamos el segundo.
Hechas las distinciones necesarias, para definir democracia pisaremos el terreno que nos propone el marxismo y el anarquismo, pues expresan la crítica más radical al modo de producción capitalista. Para las teorías contemporáneas que se inspiran o tienen como base el materialismo histórico y la crítica de la economía política será insoslayable el uso del concepto democracia en sus reflexiones y propuestas. En este sentido, el marxismo nos plantea en palabras de Arthur Rosemberg, la necesidad de pensar la democracia como “un movimiento político que está determinado por las fuerzas políticas o clases que lo detentan o impulsan” (1938, citado por Rusconi, 1981) y en el caso más específico de los comunistas, pensarla como la conquista del poder político por parte del proletariado. Por otro lado, el anarco-comunismo define la democracia como el gobierno del, por y para el pueblo, en la que el matiz principal es la inexistencia del Estado.
Por último y para aterrizar nuestra definición, es necesario aclarar qué entendemos por pueblo, esta noción ha sido abordada como sociedad civil, como los desposeídos o como clase. Para nuestra definición utilizaremos la última, entendiendo por ella, a los trabajadores del campo y de la ciudad conscientes de su capacidad transformadora.
En conclusión podemos decir que las “democracias” que conocemos hasta hoy expresan el proyecto de sociedad y las aspiraciones de una minoría que se impone a través de todos los instrumentos que le proporciona el Estado. La democracia como aspiración y como ejercicio de la vida cotidiana podemos entenderla como “el movimiento autónomo de la inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría” (Löwy, 2009) Es aquella en la que el pueblo se organiza en beneficio de sí mismo por la conquista de derechos, libertades y justicia. Es un compuesto de realidades e ideales que puede ser explicado como forma de gobierno o de organización de la sociedad y como un ejercicio de la vida diaria y como una utopía.
REFERENCIAS
Bobbio, N. (2000). Diccionario de política. México: Siglo XXI.
Borja, R. (1997). Enciclopedia de la política. México: FCE.
Finley, M. (1973) Democracy Ancient and Modern. Londres: Hogarth Press.
Löwy, M. (2014). Las 100 palabras del marxismo. España: Akal.
Rosemberg, A. (1981) Democracia y socialismo. Historia y política de los últimos ciento cincuenta años (1789-1938). México: Pasado y presente.
Vernant, J. (sf) El nacimiento de lo político. Recuperado el 25 de junio de 2015 de http://artilleriainmanente.blogspot.mx/2014/07/jean-pierre-vernant-el-nacimiento-de-la.html.
Recuperado el 25 de junio de 2015 en http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia