
Justicia
La justicia (del latín iustitĭa) es un reclamo presente en México. Actualmente es frecuente usar la palabra justicia, la vemos aparecer en distintos espacios y es pronunciada por diferentes personas en representación de los más diversos fines, pero ¿cuántas veces nos detenemos a pensar qué es la justicia? No podemos olvidarnos de pensar la justicia ya que es un elemento inherente a la condición humana y nos encontramos en momentos sombríos que exigen su reflexión. Entonces, la pregunta << ¿qué es la justicia?>> busca su respuesta, busca nuestra respuesta. En estos tiempos se considera complicado definir la justicia, y muy pocas veces se valoriza lo necesario que esto es. Se puede no pensar sobre la justicia pero siempre se andará por ahí bajo su idea no pronunciada y por lo tanto pre-reflexiva.
Si no damos una respuesta a la pregunta de qué es la justicia nos equivocamos porque existe una idea pre-reflexiva de la justicia de dudosa procedencia, aunque no se quiera tenerla, que guía las relaciones entre las personas y sociedades y soluciona sus conflictos. En este mismo sentido, la idea pre-reflexiva de justicia se incorporará de manera acrítica a nuestro pensamiento porque carecemos de argumentos para hacerle frente.
Para empezar a responder la pregunta, primero tenemos que ubicar la justicia dentro del campo de la ética. La justicia está ligada íntimamente a lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Es definida por la mayoría de los autores como una virtud, y una virtud es tradicionalmente definida como el hábito de actuar conforme al bien (Villoro, 2007). Por tanto, la justicia es una noción normativa y cualquiera que sea su definición contiene una idea del bien y de lo que debe ser (Bobbio, 1998). Aquello que debe ser porque se considera bueno es lo que comúnmente llamamos como ideal.
Esta particularidad de la justicia nos da una responsabilidad, podemos tirar la toalla y pensar <<eso del bien y del mal es tan relativo>> y es cierto, sólo que olvidamos que es relativo a un tiempo y a un espacio, y que ese tiempo es hoy y ese espacio es aquí.
La justicia es un ideal porque no es pero debe ser, es una realidad que puede y debe advenir y por la cual debemos luchar. Funciona como un modelo de pensamiento perfecto que orienta las relaciones entre las personas, estructuras e instituciones. La justicia, en tanto ideal, se encuentra antes y después de cualquier acto de las personas en comunidad y de la comunidad en sí misma.
A diferencia de otros valores, la justicia no hace referencia a la persona en sí misma sino a <<algo>> de la persona en tanto participante en una asociación, por tal motivo, se encuentra dentro del campo de la ética en lo perteneciente a la política. En la política, aquello de lo que se ocupa la justica es del establecimiento de un orden armónico en las relaciones entre dos partes distintas o más de una asociación, y hace referencia a la participación de la persona en la asociación y no a lo que la persona es en sí misma. De ahí que la justicia sea imparcial pues no considera lo que está dentro de la persona, como lo hace la amistad, sino lo que está fuera de ella en relación con el otro. Es por todo esto que la justicia y la política son inseparables e interdependientes: “la política es nuestro destino, la justicia le otorga dignidad” (Nohlen, 2006).
Existe un consenso general en considerar que la justicia es el ideal que establece el equilibrio debido de manera imparcial entre las semejanzas y diferencias entre las personas dentro de una asociación, la asignación y la distribución correcta de ventajas (Rawls, 1995 y Enciclopedia jurídica OMEBA, 1963). Sin embargo, las discusiones más controvertidas entorno a la justicia consisten, por un lado en definir cuáles son los criterios y los valores, y por otro para determinar quiénes han de ser considerados iguales y quienes desiguales, para establecer la división y sobre qué cosas hacer la división. El problema está en pensar y consensar lo que debe existir en los platillos de la balanza de la justicia y quién sostiene la balanza.
Durante mucho tiempo se ha ejercido una idea hegemónica de justicia de arriba hacia abajo que sobrevalora la propiedad privada del individuo y el consumo (González, 2015). Desde los principios del neoliberalismo se consideró que la justicia consistía en proteger la libertad individual sólo en lo que concierne al consumo y a la propiedad privada. Son dos principios fundamentales de la idea neoliberal de justicia: el individuo como único sujeto moral posible y la propiedad privada como valor supremo (Cortés, 2007). Con esto quedaron soslayados los derechos políticos y las exigencias sociales de repartos equitativos de condiciones necesarias para la vida civil. Así quedan asentadas y permitidas las asimetrías en la distribución económica y social, y por tanto la pobreza y sus distintas manifestaciones de exclusión (como la migración y el desempleo). También se fundamentó la idea de él que más paga es el que más derechos goza, a pesar del daño que pueda generar a los que menos tienen.
La idea hegemónica de justicia presenta varias deficiencias pues ignora las condiciones reales necesarias para que las personas participen en una asociación de forma libre. Por tanto no se puede pensar en una justicia como la enuncia Nozick (1988) “de cada quien como escoja, a cada quien como es escogido”. Pues el << de cada quien como escoja>> olvida que hay personas que tienen negada la posibilidad de elección, y el <<a cada quien como es escogido>> ignora que hay personas que nadie escoge en la distribución de ventajas. Así, esta idea de justicia apela a una lucha de todos contra todos, donde el más egoísta es el que se aprovecha de los que menos pueden defenderse.
Vivimos en un estado cotidiano de injusticia en el que no existen condiciones reales que permitan el goce de los derechos. Uno no puede desligarse de las condiciones materiales de su entorno social. Encubrir desigualdades profundas en la distribución económica y de los derechos sociales es un acto que favorece las injusticias. Es así que una verdadera afrenta a la idea hegemónica de lo que es justo proviene de reflexionar esos dos principios: el individuo como único sujeto moral posible y la libertad de mercado.
Por todo lo anterior, debemos rescatar una idea de justicia más humana y comunitaria “de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades” (Kropotkin, citado por Cappentelli, 2006). Lo que supone que debemos esperar de cada quien su contribución de acuerdo a sus posibilidades para un proyecto en común y que a cada quien le toca según sean sus necesidades urgentes como la comida y el empleo. Pensar la justicia significa considerar la organización completa de la vida social, de las condiciones reales de desigualdad y de las posibilidades de repartos equitativos de los derechos sociales.
REFERENCIAS
Bobbio, N., Matteucci. N., y Pasquino, G. (1998) Diccionario de política.
México: Siglo XXI.
Cappentelli, A. (2006) La ideología anarquista. Buenos Aires: Libros de la
acuaria.
Cortés, F. (2007) Justicia y exclusión. Bogotá: Siglo del Hombre Editores,
Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia.
Enciclopedia jurídica OMEBA. (1963) Tomo XVII. Buenos Aires: Editorial
bibliográfica argentina.
Ferrater, J. (1981) Diccionario de filosofía. Barcelona: Alianza editorial.
González, P. (mayo de 2015) Crisis terminal del capitalismo o crisis terminal de
la humanidad. La jornada. Recuperado el 9 de mayo de 2015.
Nohlen, D. (2006) Diccionario de ciencia política: teorías, métodos, conceptos.
México: Porrúa.
Nozick, R. (1988) Anarquía, Estado y utopía. México: Fondo de Cultura
Económica.
Platón. La república. México: UNAM.
Rawls, J. (1995) Teoría de la justicia. México: Fondo de Cultura Económica.
Sánchez, A. (2007) Ética y política. México: Fondo de Cultura Económica.
Villoro, L. (2007) Los retos de la sociedad por venir. Ensayos sobre justicia,
democracia y multiculturalidad. México: Fondo de Cultura Económica.